miércoles, 21 de diciembre de 2011

CASINO DE MURCIA

¿Cuál es la primera imagen que se nos viene a la cabeza cuando pensamos en la palabra casino? Probablemente, grandes salas abarrotadas de máquinas "tragaperras", con una decoración hortera a más no poder, insolentes y repetitivos sonidos y llamativas luces. Sin embargo, no estoy hablando de esa clase de casinos. Hablo de los casinos como edificios emblemáticos de algunas ciudades, donde en el pasado se solía reunir la clase apoderada para gastar su valioso tiempo en bailes, reuniones o simplemente para leer, conversar y jugar (en el caso del género masculino) a juegos de cartas, billares, etc.

En este caso concreto, como indica el título, hablo del Real Casino de Murcia. El fin de semana pasado, viajé a Murcia para jugar con mi equipo un partido del waterpolo (¡ganámos!) y aprovechando que hacíamos noche allí, visité el Casino junto a algunas de mis compañeras (muy a su pesar), todo hay que decirlo). Sin embargo, lo disfrutamos. Es un edificio digno de pararse a contemplar.

No había guía por lo que la visita no fue muy productiva en cuando a información recabada se reviere. En realidad poco importa, sólo decir que se encuentra en la Calle Trapería, en las proximidades de la catedral. Se empezó a construir en 1847 y fue declarado monumento histórico-artístico en 1983.

Lo característico y sorprendente de este edificio es su eclecticismo, esto es, la mezcla de tendencias artísticas y arquitectónicas  del siglo XIX y XX que en el acontecen. A priori, puede parecer una estupidez pero la armonía en que conviven los diferentes estilos es admirable. Nadie en su casa se atrevería a mezclar una biblioteca estilo inglés, con una entrada neonazarí y un patio pompeyano (neoclásico). Seguramente esto fue un delirio de grandeza de sus socios fundadores, pero bajo mi punto de vista, acertaron de pleno.

Hay también pinturas de diferentes formatos, pero que no consigo recordar quién realizó. Probablemente un artista murciano de renormbre. Este hecho y el casino en general me recuerda al Palacio del Marqués de Dos Aguas en Valencia. También aparecían pinturas de artistas valencianos y ambos edificios cuentan con una emblemática portada.

De la portada del cabe decir que, además de dar acceso al edificio es una escultura en la que se desprende el poderío de sus usuarios. Del mismo modo, a ambos lados del acceso aparecen dos grandes ventanales, como si fuera un gran escaparate en altura o una pecera, diseñados por un tal Manuel Castaños.

Lo mejor es mostrar las fotografías que pude tomar para que os hagáis una idea de lo que os cuento.












La calidad de las fotos no es la más deseable pero se hace lo que se puede. Si algo tengo que objetar en algo al casino es la restricción de paso en algunas zonas, a las que sólo los socios podían acceder. 

1 comentario:

  1. Las fotografías están mejor de lo que piensas. Una alumna de máster me hizo el año pasado un trabajo de investigación sobre el casino y me pareció un lugar muy interesante. Celebro tu entrada. Ah, y aunque tarde, enhorabuena por el triunfo.

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