Es medianoche en Valencia y acabo de ver Medianoche en Paris. Como cada una de las producciones de Woody Allen, el film no deja a nadie indiferente. Mi madre, se ha dormido en el sofá y quiero pensar que es fruto del cansancio.Para ella, ha sido un "rollo patatero". Yo, por mi parte, he disfrutado de la cinta a medida que iba avanzando.
Woody Allen cuenta con tramas que acaparan la atención del espectador. Rayan a veces, el surrealismo, como es el caso de Medianoche en París. Y otras que aunque más verosímiles, siempre cuentan con ese punto de improbabilidad, que bajo mi punto de vista, hace de ellas, obras maestras. Además, aparece su mítico personaje que con su insatisfacción vital es nuevamente el protagonista. Está claro que, gustos para colores. No son películas que impliquen una gran reflexión, solo hay que sentarse y verlas, disfrutar del característico sentido del humor del director. Pero, no por esto desmerecen, al contrario, el final siempre es inesperado y supone un corte sin dilaciones en la película. Woody Allen, no se esmera en los finales, sino en el desarrollo y cuando considera, corta por lo sano. Quizás, este hecho, es lo que más me choca de sus películas. En comparación con las cuestionables producciones de cine americano que siempre buscan el final feliz, Woody Allen difiere de sus compatriotas y sin miramientos, puede llegar a cargarse al personaje principal o emparejarlo con un completo desconocido en los últimos minutos.
Bueno, en cuanto a mi valoración de la película pienso que primero has de sentir un cierto cariño por la historia o al menos contar con un bagaje cultural notable. El personaje principal, en algo que podríamos interpretar como saltos al pasado, se encuentra con los artistas de las Vanguardias Europea concentrados en la década de los años 20 en París. Estos encuentros influyen en su vida real, cambiándola significativamente. Lo que más me ha sorprendido y a su vez encantado, ha sido la interpretación de los artistas de Vaguardia que lleva a cabo Allen. Aparecen Hemingway, Picaso, Buñuel, Scott Fitgerald, Lautrec, Degas y Dalí (interpretado por un brillante y simpático Adrien Brody), entre otros, para ofrecer un punto de vista ante lo que el personaje principal entiende como gran problema de la vida.
Visto así, a mi también me encantaría vivir una experiencia similar y que Hemimgway, de vez en cuando me diera una colleja amistosa para seguir adelante. Es bonito vivir soñando. De nuevo, pienso que es una gran obra, pero cierto es que siento debilidad por las películas de este peculiar personaje.
Por cierto, no dejéis de ver: Scoop, Match Point y Si la cosa funciona. (Esta última es de mis preferidas).
ResponderEliminarSaludos, Amélie Poulain.
A mí Si la cosa funciona me gustó muchísimo. Creo, de todos modos, que es una película que nos llega mucho más a la gente de mi edad, con cierto recorrido, que necesita que le recuerden lo esencial. Te olvidas de una dramática que es, probablemente, una de las mejores: Delitos y faltas. No es plato de buen gusto, pero debe verse. Muy dura, muy buena.
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