La publicidad es algo basado en el concepto "renovarse o morir". Esto es un mundo donde vale todo y la agresividad está en alza entre los publicitas. Da igual el cómo si al final se consigue lo que se quiere. Si no, que se lo pregunten a Jan Vermeer y a su lechera, que ha sido apadrinada como icono de Nestlé para anunciar yogures y otros derivados lácteos.
Doncella vertiendo leche (La Lechera). Jan Vermeer (1660). |
Icono de Nestlé para su gama de productos La Lechera. |
No contentos con tomar la obra de Vermeer para establecer una relación entre lo tradicional y la elaboración, lo bueno... Nestlé nos deleita con un anuncio inverosímil de lo que sería La Lechera en su contexto. Se retrata un comportamiento medieval y si mal no recuerdo, Vermeer fue un pintor del barroco holandés que además empleó la Cámara Lúcida, por lo que sus pinturas, como La Lechera eran extraídas de su cotidianidad.
Conclusión y moraleja, a pesar de todo esto, seguiremos viendo los yogures de La Lechera y deseando tomarnos uno, sin cuestionarnos si quiera la clase de publicidad retorcida que se atreve a poner eslogan a una obra de arte del calibre "el auténtico sabor de lo bueno". Dentro de mi sano juicio, me parece denigrante expresar con palabras lo que una obra es. Para algo, su autor le puso o le dejó de poner un título.
Supongo que uno de los trabajos de los publicistas es ver a quién va dirigido su trabajo y encontrar las imágenes necesarias para que llegue el mensaje. El cuadro de Vermeer parecía el idóneo en este caso. Aunque pueda ser discutible la elección, sobre todo para alguien como yo que admira tanto su trabajo.
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